Con la llegada del PRM al poder con Luis Abinader como presidente de la República 2020-2024, el cambio de gobierno tendrá que traernos muchos cambios positivos para el país, según los deseos expresados un tanto por el presidente electo así como también por la propia población que les dio su voto de confianza para que los puedas hacer, con libertad y justicia social, que es y sera en realidad, su mayor reto moral. Un reto que no podrá ser burlado ni ocultado durante el desarrollo de su gestión.
Dentro de esos cambios que tanto adnela la sociedad y que deberían formar parte directa de este nuevo gobierno, no solo habrá de ser lo de la justicia independiente todo un sueño a punto de convertirse en realidad, sino, todos aquellos que forman parte integrar del gran desorden social que vivimos los dominicanos en estos últimos 16 años ininterrumpidos de gobiernos peledeistas, que a su vez, diezmaron el quehacer socio político y económico de todo un país por completo. Con salarios, prebendas y gastos de representación de manera abusiva y sin control en todas las esferas gubernamentales del Estado.
La población les dio el voto al PRM conscientes de que esto no deberá continuar ni muchos menos, repetirse en este nuevo gobierno. Otros de los tantos desordenes sociales que vive la Nación, son los económicos, llenos de corrupción e impunidad que va a requerir la presentación obligatoria de la ley 311-14 y la 11-92 para los ministros y funcionarios que salen y los que llegaran, la situación de medio ambiente con depredación, contaminación de nuestros ríos y arroyos, las talas de arboles y violación de los parques nacionales, el transporte con una rigurosa organización y mejores condiciones de fiscalización vial pública y privada.
Ni hablar de la salud, la educación y la migración masiva e ilegal de los haitianos y otros más.Todo esto deberá comenzar a ser posible, si el presidente electo Luis Abinadel, asume el compromiso de reducir, los salarios y los privilegios que hay en la administración pública ante la crisis económica por la que atraviesa el país y el mundo y la que él de por si, tendrá que eredar.