La violencia de las bandas fue y continúa siendo la gran protagonista en Haití y obligó en 2022 al desplazamiento de miles de personas, en medio de una impunidad “crónica” frente a las masacres, los secuestros y las violaciones, denuncia Amnistía Internacional (AI).
En su Informe 2022/2023, Amnistía recoge unas cifras alarmantes en relación a la violencia: entre enero y finales de junio, la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos documentó 934 homicidios, 684 lesiones y 680 secuestros en Puerto Príncipe.
En concreto, a finales de abril se produjo una disputa territorial entre bandas que causó la muerte de 188 personas, con formas extremas de violencia como degüellos, desmembramientos y quema de cadáveres, asesinatos de menores acusados de servir de informantes a grupos rivales y uso de la violencia sexual, incluida la violación masiva de niños, para infundir miedo y ampliar las zonas bajo su control.
Ya en julio, en cinco días al menos 234 personas resultaron muertas o heridas en actos relacionados con estas pandillas en la zona capitalina de Cité Soleil, una violencia que también tuvo como víctimas a la prensa y los defensores de los derechos humanos.
Ante esta situación, la ONU ordenó en septiembre la evacuación de su personal no esencial y, un mes después, tras el bloqueo al combustible por parte de las bandas que dejó paralizado el país, el Consejo de Seguridad aprobó sanciones contra sus líderes y quienes supuestamente los apoyaban (congelación de activos, prohibiciones de viaje y embargo de armas).